Expatriado en Japón

Kani Shi es una pequeña ciudad en la preceptura de Gifu, a menos de una hora en tren de Nagoya. El Japón profundo con aires de modernidad. Pero menos.

25 septiembre 2006

Esto se acaba

El tiempo pasa. Hace un poco más de dos años que llegamos. Y ahora mismo andamos recogiendo cosas, cerrando cajas, desmontando algunos muebles que nos llevaremos, despidiendonos de la gente que nos ha soportado... En fin, que uno siente que un pedazo de su piel, de esa que se va dejando en el vivir y en el soportar la vida, se ha quedado en las montañas de Gifu, en las calles oscuras y sin aceras de Kani, en los viajes a través de esta tierra.
El jueves de la semana próxima tomaremos el avión para no volver (al menos para no volver a usar el visado de trabajo de reentradas múltiples). Y tocará volver a terreno conocido, con menos estímulos.
Estos dos últimos meses han sido intensos, con viajes a China (Shangai y Beijing), a la isla del norte, Hokkaido, al Obonmatusuri de Guyo Hachiman, a Nagano, Nikko y, otra vez, Tokyo. Pero ya empieza a ser pasado y no me gustaría vivir agarrado a un recuerdo intenso, deshacerlo de tanto explicarlo. Prefiero mirar al futuro y construir una nueva vida, lo más intensa posible (dentro de mis limitaciones, a saber, la vida burguesa en la que estoy instalado, las energías y mis posibilidades de encontrar modo de vida) y si es fuera, otra vez, pues mejor.

Sirva esto como despedida, aunque quizá tenga tiempo de colgar algo más antes de desaparecer del todo.

Un abrazo a toda la gente decente que ha leído mis líneas.
Óscar

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